La diplomacia corporativa es una nueva herramienta estratégica de gestión directiva para generar valor a través del capital relacional y contribuye a la defensa de la reputación, la credibilidad y la buena percepción de la organización tanto en su entorno más inmediato como en la esfera internacional.
La transparencia, la comunicación instantánea, las redes sociales y los nuevos medios han convertido a las empresas y a sus dirigentes en influyentes. Actualmente, las palabras clave son: diplomacia pública, diplomacia digital, diplomacia intercultural, comunicación verbal, comunicación no verbal y protocolo. Por todo ello, los directivos del siglo XXI tienen y deben ampliar su abanico de habilidades y competencias con objeto de saber hablar y comunicar ante sus distintos públicos convencionales y digitales, entender la multiculturalidad, y un largo etcétera. La diplomacia corporativa nace para cubrir las propias necesidades de liderazgo en las organizaciones globales y convertirse, por tanto, en todo un referente.
En este contexto, aparece la figura del denominado diplomático corporativo; siendo un híbrido entre un diplomático y un profesional de la comunicación con conocimientos y competencias en protocolo y diplomacia. Se podría definir como ese propio ministro de Asuntos Exteriores que lidera la organización que representa en el ámbito internacional; convirtiéndose en todo un gestor multicultural y mediador ante conflictos. Se guía por la inteligencia directiva donde proyectará su propia personalidad, tejerá una red de contactos al servicio del negocio y generará, por tanto, confianza. En este sentido, el diplomático corporativo representa a su empresa, a sus intereses y preocupaciones ante los «stakeholders».
El diplomático corporativo será el encargado de mejorar el acceso a nuevos mercados, contará con una relaciones más fluidas con la Administración Pública, captará nuevos clientes y retendrá el talento, consolidará la identidad corporativa, se expresará con seguridad a la hora de transmitir el mensaje corporativo en cualquier contexto (social, institucional, público, privado), tendrá la capacidad de gestionar conflictos que puedan generarse entre las relaciones de las empresas, y velará en todo momento por la imagen, el posicionamiento y la reputación de la empresa tanto a nivel interno como externo.
No debemos olvidar que actualmente el protocolo y la diplomacia son una filosofía de vida que, ejercitadas con inteligencia emocional y estratégica, se convierten en la llave maestra de nuestras relaciones en cualquier contexto social, interpersonal o internacional. Dos conceptos muy importantes que el propio diplomático corporativo ha de dominar. Por un lado, el protocolo mejora la presentación pública de instituciones y empresas; y además permite la representación plástica y visual del poder con un claro objetivo: crear una percepción positiva por parte de los públicos». Por otro lado, la diplomacia es el brazo ejecutor del protocolo ya que pone en contexto una serie de condicionantes para su perfecta ejecución. Actualmente, palabras como diplomacia pública, diplomacia digital y diplomacia intercultural se convierten en un requisito sine qua non para moldear la figura del denominado diplomático corporativo.
Protocol & Diplomacy Consultancy asesora y forma a directivos en diplomacia corporativa con un enfoque muy personalizado y estratégico para transmitir imagen, poder y liderazgo a través de la escenografía corporativa estratégica.
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